jueves, 26 de abril de 2012

Entrevista en 'La Vanguardia' : "la gente busca reírse más que nunca, pero es más exigente"


Aquí os dejamos con la entrevista que le han hecho a David. Este es el enlace, pero os la dejamos aquí ;). 
Y también os dejamos con un gag abajo!



"La cantera de cómicos españoles está atravesando un buen momento gracias, en gran parte, a sellos como Paramount Comedy y programas como El Club de la Comedia, que son una fábrica constante de monologuistas sin complejos que tienen el honor de llenar teatros con públicos de todas las edades. Una de las últimas perlas que ha dado de sí este sello es el artista David Guapo, quien frecuentaba bares como el Mediterráneo, en Barcelona, para ganarse la vida como cantautor, y a quien su chispa, gracia y espontaneidad, han catapultado hasta el primer plano del humor español. Según él, no hay punto de inflexión, tan solo se dedica a hacer aquello con lo que se siente cómodo: provocar emociones en el espectador. Es por ello que, ni su guitarra ha desaparecido del formato monólogo, ni cuando está haciendo un recital puede evitar su vena más chistosa. La capacidad de improvisación es el rasgo más sobresaliente de un David Guapo que ha colaborado en programas de televisión como El Hormiguero o Buenafuente, y que ahora puede exprimir toda su esencia en los teatros españoles por los que está haciendo gira. Próxima parada: Club Capitol, en Barcelona. 
-Iba para cantante pero ha acabado haciendo reír a la gente con sus monólogos. ¿Qué le hizo cambiar de registro artístico?-No lo sé. No hay ningún punto de inflexión en mi carrera, o yo no lo he notado. Lo de que iba para cantante es una presuposición. Me gusta mucho el escenario y de la música me tira mucho la parte que implica relacionarse con la gente: emocionar, o llegar a hacer sentir algo. De hecho, es lo mismo que hago ahora con los monólogos. 
-¿No lo ha hecho para ganarse mejor la vida?-No siento que haya renunciado a ninguna parte de mi arte. Sigo incluyendo música en mis monólogos y cuando he hecho algún concierto también he metido chistes. Tampoco ha existido ningún momento en que pensara que me ganaría mejor la vida con esto. Cuando empecé con los monólogos no estaba la cosa como para ganarse la vida, cobraba 15 euros por noche en bares de aquí, de Barcelona. No creo que sea un precio como para retirarse. (Sonríe)
-¿Cómo entiende usted el humor?-Lo entiendo muy blanco, no me gusta el humor faltón. Me gusta hacer reír sin llegar a faltar a nadie al respeto. El humor faltón lo veo muy facilón, de niños pequeños. Me gusta el humor blanco y cotidiano. Tampoco me gusta demasiado hacer humor sobre actualidad porque no lo entiendo como preocupación de la gente. 
-¿Cuándo aprendió a reírse de sí mismo?-No es algo que haya aprendido, pienso que es una virtud que siempre he tenido. La gente que me conoce sabe que soy el mismo David sobre el escenario que fuera de él, no ofrezco otro yo. Es de esas cosas con las que se nace. 
-Entiendo, entonces, que uno no puede aprender a ser gracioso. Se tiene gracia, o no. Y punto.-En mi caso es así. No he ido a ninguna escuela de monologuistas, y es una cosa de la que estoy bastante en contra. Las escuelas de monologuistas son como decir escuela de cantautores. Puedes hacer una escuela de música para enseñar los acordes, pero no puedes enseñar a componer una bonita canción. Eso es algo que tienes o no tienes. ¿Cómo enseñas a alguien a tener carisma? Si se pudiera, no tendríamos a los políticos que tenemos (Ríe).
-Ha titulado su espectáculo Que no nos frunjan la fiesta. Tal y como están las cosas con esto de la maldita crisis, ¿es más fácil o difícil que antes, hacernos reír?-Es fácil cuando la gente ya viene con esa predisposición. La gente busca reírse más que nunca, pero es más exigente. Y eso juega a favor de unos cuantos y en contra de otros muchos, porque pienso que ha habido un boom de monologuistas que ha hecho que muchos creyeran que esto era jauja y dinero fácil, y luego han visto que subir al escenario no es tan sencillo. Hacer reír te expone mucho. Si vas a ver a un músico malo que canta fatal piensas no me gusta, pero a un tío que va de gracioso y no te hacer reír le coges asco.
-El humor es muy subjetivo. El que para unos puede ser gracioso, para otros es patético. ¿Cómo se logra ese equilibrio?-Es muy difícil encontrar un punto en el que hagas gracia a todo el mundo. Cuando estás en el teatro es mucho más fácil, porque la gente viene a verte a ti. Pero en bares es muy complicado, porque hay mucha gente que acude allí para ver qué se encuentra. 
-¿Es de los que cree que el humor tiene límites?-Sólo los que ponga cada uno.
-¿El sentido común?-Es que el sentido común está muy sobrevalorado. No creo que haya límites en el humor; en lo que es estrictamente humor. Luego hay gente que farda de hacer un tipo de humor negro, que sí que tiene la parte de negro, pero le falta la parte de humor. El humor es válido siempre y cuando haga reír. Si crees que haces humor pero no haces reír, no tienes nada que hacer. Cualquier cosa que haga reír está bien, incluso la muerte. ¿Cómo va a estar mal hacer reír en un tanatorio? Reír es una sensación muy buena.
-Siempre hay quién le dirá aquello tan clásico de “es que no se puede hacer humor de cualquier cosa”.
-Pues yo creo que sí. ¿Qué es difícil hacer humor de todo? Quizás sí. Pero, ¿a quién no le gusta reírse?
-Gran parte de su espectáculo se centra en analizar las relaciones de pareja. ¿Todavía dan para hacer chistes nuevos?-Muchísimo. El ser humano vive para eso y poco más. Las relaciones de pareja dan muchísimo de sí, porque a todos nos pasan más o menos las mismas cosas. Es cierto que es un tema muy recurrente, pero hay otros temas muy recurrentes en esto del humor y la gracia está luego en el toque personal que le da cada uno. 
-Ahí el reto es dar algo nuevo. La gente que va a ver monólogos está especializada en escatología, sexo y peleas amorosas.-Sí, pasa lo mismo que con las aplicaciones de los smartphones: cuando crees que ya no se puede inventar nada nuevo, sale otro teléfono que es la leche y dices, ¿cómo no lo había pensado hacer antes? Por eso hay gente que gana más dinero que tú, porque sabe hacer esas cosas. 
-¿La improvisación es el rasgo que más le diferencia de otros monologuistas?-Sí, es mi seña de identidad y donde veo que el público disfruta más; le gusta ver la creación en directo y lo valora mucho. Sin improvisación me aburriría. 
-¿Y su improvisación tiene límites?-¡Qué va! Nunca me he quedado en blanco. 
-¿Cree en el humor geográfico?-No, es una leyenda urbana. He hecho humor aquí en España y en Estados Unidos y es lo mismo, las personas somos iguales, a todas las parejas les pasa lo mismo, todos tenemos necesidades escatológicas, etc. Mi repertorio es el mismo en Catalunya, Andalucía o el País Vasco, porque no parto de una base geográfica, voy más a lo cotidiano. Mi estilo tampoco está muy definido, tendré que seguir recorriendo mundo a ver si en Rumania encuentro un estilo propio (Ríe).
-¿Dónde ha aprendido más, en los bares o en la televisión?-En los bares, por supuesto. Ahí se aprende a improvisar, a tener psicología con el público, a lidiar con situaciones adversas. En un bar puede haber desde un borracho, a una pareja que no calla, sonido deficiente, etc. En la televisión está todo cerrado y no hay casi improvisación, sabes que nadie saldrá para interrumpirte. Los escenarios de bar te dan muchísimas tablas. En la televisión, el reto es mantener la naturalidad delante de las cámaras. Hay mucha gente a la que le pones una cámara delante y no da. Es como una lotería: tienes que ser gracioso, quedar bien en cámara, que tu carisma llegue a través de la pantalla, que al público de casa le guste, que el ritmo que lleves sea bueno para la televisión. Muchísimas cosas. 
-En este sentido, ¿El Club de la Comedia ha sido para usted una escuela o su consagración?-Mi consagración en muchos sentidos, y escuela en el ámbito televisivo. He tenido que adaptarme a hacer un humor mucho más blanco al que ya estaba acostumbrado a hacer y el programa me ha enseñado a tener otro ritmo distinto. Como consagración, el programa ha sido definitivo. 
-Ha estado vinculado a programas televisivos de gran formato como El Hormiguero oBuenafuente, pero su nombre se ha disparado ahora en El Club de la Comedia. ¿Siente que Globomedia ha sido quién más ha apostado por usted?-En ese sentido sí, porque El Club de la Comedia me ha dejado ser yo mismo. En El Hormiguero hacía de guionista e intervenía en algunos gags con Vaquero. En Buenafuente sí que era más yo mismo, pero estaba dentro de un programa que no es el mío. Lo pasaba muy bien con Berto, pero también había acotaciones. En El Club de la Comedia estoy solo en el escenario ante el público. Realmente, es la experiencia televisiva con la que más he disfrutado. 
-¿Le veremos pronto en televisión? ¿O ahora está centrado en su gira de monólogos?-De momento, el teatro es lo que más me gusta, y en televisión iré haciendo apariciones esporádicas. No será en El Club de la Comedia, ya que quiero dejarlo un tiempo porque viene mucha gente nueva que también merece su oportunidad. Yo tuve la mía y creo que ahora es justo abandonar el puesto para que lo ocupen otros. Tengo proyectos, pero para internet, que es un mundo que me atrae mucho, sobre todo por los follo…wers (Ríe). Internet te da mucho margen de actuación y, a diferencia de la televisión, no eres esclavo de las audiencias. Hacer humor en base a la audiencia es renunciar al humor."





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